La Policía ha cargado contra manifestantes en zonas cercanas
Decenas de miles de personas —230.000 según los organizadores, 56.000 según la Policía— han participado este domingo en una nueva marcha en Hong Kong contra el Gobierno autónomo y el polémico proyecto de ley de extradición. La quinta protesta de grandes dimensiones en menos de un mes, era la primera que tenía como objetivo apelar directamente a los turistas chinos. La ruta estaba pensada especialmente para eso: comenzaba en Tsim Sha Tsui, una zona de comercios de lujo muy frecuentada por estos visitantes, y concluía en la estación de tren de alta velocidad que conecta el territorio con la China continental.
Horas después, no obstante, la Policía cargaba contra varios centenares de manifestantes, la mayoría muy jóvenes y todos con el rostro cubierto, que se habían congregado en la zona comercial de Nathan Road para continuar la protesta. Al menos cuatro personas resultaron detenidas.
A lo largo del recorrido, decenas de turistas de la China continental —cerca de 20 millones visitan el territorio autónomo anualmente— miraban la avalancha de personas vestidas de negro, con carteles en contra del Gobierno autónomo o a favor de los estudiantes: “no son disturbios, solo tiranía del Gobierno”, el lema que esos jóvenes habían colocado en el hemiciclo del Legislativo, era uno de los más repetidos en los letreros y más coreados por los participantes. Varios voluntarios intentaban entregar panfletos en mandarín a los visitantes, explicando su versión de la situación. Algunos reaccionaban con ira; otros, intentando filmar a los manifestantes; otros leían cuidadosamente el texto. En algún caso, alguien contestaba “¡jia you!” (¡ánimo!) a los concentrados.
En previsión a posibles incidentes, las autoridades de transporte hongkonesas habían dejado de vender billetes para viajes del tren de alta velocidad a partir de las tres de la tarde, y han clausurado todos los accesos menos uno. Únicamente se dejaba entrar en la estación a quienes tuvieran billete. Las calles de alrededor quedaron cerradas al tráfico con barreras, y cerca de 1.500 agentes de Policía se encontraban en estado de alerta. Tras la manifestación, varias decenas de jóvenes han permanecido frente a la estación para increpar a los agentes, aunque se han acabado disolviendo de modo espontáneo sin incidentes.
Fuente: www.elpais.com