En la recta final de una elección polémica en Estados Unidos, los partidarios de Donald Trump y Joe Biden están haciendo un último esfuerzo para mostrar su respaldo y convencer a los votantes indecisos.
Pero no todo el mundo está contento con las alternativas que se les ofrecen.
A menos de dos meses para el final de la campaña, los dos partidos principales han promocionado la contienda de noviembre como "la elección más importante de nuestra vida" y anunciaron récords de recaudación de fondos en las últimas semanas.
Los observadores políticos predicen un gran aumento en la participación general, pero muchos votantes aún no están seguros de si votarán por el presidente en funciones Donald Trump, el candidato demócrata Joe Biden o por cualquier otra persona.
"Estoy desilusionado con esta elección", dice Samian Quazi, un enfermero psiquiátrico de 32 años de edad residente en Houston.
"Realmente no tenemos buenas opciones. Ninguno de los candidatos está abordando realmente ningún problema ni ofrece ninguna esperanza para que este país mejore la vida de las personas", añade.
Quazi ha votado regularmente en elecciones anteriores. Dijo que lo hizo por los candidatos del Partido Demócrata en las elecciones presidenciales de 2016 y los comicios de mitad de período de 2018, pero se ha vuelto desconfiado después de ver perder a su candidato preferido, el izquierdista Bernie Sanders, en las primarias del Partido Demócrata a principios de este año.
"Fue un ejemplo de los poderes fácticos que controlan el acceso a los medios en este país sin querer ver amenazados sus intereses económicos", analiza.
"Me pregunto si Estados Unidos todavía está tratando de ser una democracia, cuando en realidad es una plutocracia", dice Quazi.
"Cuando se trata de cambios económicos y estructurales reales que posiblemente podrían amenazar el control que tienen sobre nuestro país, hay una reacción dura y expulsan a cualquiera que materialmente pudiera cambiar nuestras vidas", opina.
Poca participación
La desconexión política en Estados Unidos ha llevado a bajas tasas de participación de votantes en relación con el resto del mundo, en elecciones recientes en el rango del 50-60%.
La participación general de votantes entre los países de la OCDE es de aproximadamente el 70% e incluso muchos países en desarrollo tienden a ver tasas de participación más altas que las observadas en la mayoría de las elecciones estadounidenses.
Aproximadamente el 64% votó en las elecciones de 2008 entre Barack Obama y John McCain, pero la participación cayó a un mínimo de 20 años durante las elecciones de 2016 a solo el 55%.
Candidatos de otros partidos para las elecciones presidenciales de 2020
- Jo Jorgensen, Libertarian Party (Partido Libertario)
- Howie Hawkins, Green Party (Partido Verde)
- Kanye West, Birthday Party (Partido Fiesta de Cumpleaños)
- Rocky De La Fuente, Alliance and Reform Parties (Partido Alianza y Reformas)
- Don Blankenship, Constitution Party (Partido de la Constitución)
Según un estudio publicado en febrero por la organización sin fines de lucro Knight Foundation, de tendencia izquierdista, casi la mitad de los votantes elegibles, o cerca de 100 millones de personas, no participan en las elecciones.
"Es un grupo muy grande y es la mitad del país, por lo que es diverso", dijo Eitan Hersh, profesor asociado de ciencias políticas en la Universidad de Tufts y asesor académico del informe de la Fundación Knight.
"La falta de compromiso tiene que ver con que la gente no se sienta conectada con el sistema electoral y no piensa que es importante", agrega.
Algunos países con mayor participación, como Bélgica y Chile, implementaron alguna forma de voto obligatorio, que tuvo un impacto dramático en la participación.
Otros, como Australia y Alemania, han conquistado a nuevos votantes mediante el registro automático de votantes u otro tipo de iniciativas.
En Estados Unidos, sin embargo, votar y registrarse para votar son más una responsabilidad individual.
Durante las últimas décadas, muchos estados han dado prioridad a mejorar el acceso a las urnas, lo que incluye permitir el registro de votantes el mismo día, mantener abiertos los lugares de votación por más tiempo y ampliar las opciones de votación anticipada o por correo.
¿Por qué la gente no va a votar?
Según Hersh, la enorme importancia que se le da a mejorar el acceso de los votantes y a eliminar otras barreras estructurales no tiene un impacto significativo en la participación de los votantes.
Las razones de por qué hay bajas tasas de participación "tiene mucho más que ver con lo que le importa a la gente y lo que los motiva".
Él predice que, a medida que la política en Estados Unidos se vuelve más nacionalizada y partidista, más personas pueden desvincularse del proceso político.
"Solía ocurrir que los votos para una legislatura estatal no estaban muy correlacionados con los votos para presidente, porque son temas diferentes", describe.
"En esta era votar por alguien que se postule para el concejo municipal podría ser un referéndum sobre Trump en la cabeza de la gente", opina.
Señala que hacer de la política una lucha entre el bien y el mal está desvinculado de la realidad de dirigir un gobierno.
"Mucha gente simplemente no está interesada. Al igual que en cualquier deporte, cuanto más se centra en una rivalidad, más divertido es para las personas a las que les gusta ese deporte, pero a otros les parece una parte extraña de la vida que no es para ellos", compara.
"Votar de buena fe"
Hrant Papazian, de 52 años, es una de esas personas a quienes no le interesa ir a votar
Como inmigrante armenio que creció en el Líbano durante una guerra civil que duró tres décadas, Papazian cumplió 18 años en California y ha vivido allí desde entonces, pero nunca ha votado.
Afirma que votar puede hacerte sentir bien y empoderado, pero cree que el status quo siempre permanecerá intacto.
"No tengo ganas de seguirle el juego. No creo que alguna vez se nos ofrezcan candidatos que estén interesados en la salud de la sociedad. No puedo imaginar que el sistema produzca políticos por los que yo pueda votar de buena fe", afirma.
Papazian, que trabaja como profesor de informática de secundaria, sabe que su opinión sobre la votación suena radical, pero se mantiene firme en su resistencia a un sistema político que, según él, está en declive.
"Se supone que la democracia mejorará, pero creo que es lo contrario, empeora con el tiempo. Y cuanto más grande es el país, más heterogéneo es, menos sostenible es. Nos estamos dividiendo en tribus más pequeñas y eso hace nos sea más fácil de controlar y mantenernos en este camino que va cuesta abajo lentamente", analiza.
"La única forma de lograr un cambio real es que boicoteemos", sugiere.
"No habrá grandes cambios"
Algunos votantes primerizos ya están desilusionados con el sistema.
Grace Link, de 20 años, es una estudiante universitaria de Wisconsin. Quiere votar en su primera elección presidencial, pero no está contenta con sus opciones.
"Es muy fácil ver cuando el dinero y el poder dentro de un partido entran en juego para callar a los jóvenes", advierte.
"Básicamente, nos sentimos culpables de votar por Joe Biden y por quien elija el Partido Demócrata cuando, durante la temporada de primarias, los jóvenes fueron ignorados de manera abrumadora", asegura.
Link argumenta que la nominación de Joe Biden refleja un sistema que prioriza las necesidades de los votantes blancos de clase alta por sobre otros, incluidos los votantes jóvenes con una creciente deuda de préstamos estudiantiles como ella.
"Gran parte de su discurso, especialmente hacia los jóvenes, es que pueden empujar (a Biden) más a la izquierda, mientras que con Trump no pueden hacerlo. En el corto plazo, los próximos cuatro años pueden ser mejores, pero en el largo plazo, no habrá grandes cambios", concluye.
Fuente: www.bbc.com/