América Latina: ¿puede la amenaza de una nueva “década perdida” explicar lo que ocurre en las calles?

América Latina termina 2019 sacudida por una ola de protestas que evidencia un creciente descontento popular que no parece diferenciar territorios e ideologías.

Los detonantes, sin embargo, no han sido exactamente los mismos. Y, como es de esperar, han reflejado realidades ferozmente locales.

En Bolivia, por ejemplo, la mecha la encendió un supuesto intento de fraude electoral que terminó provocando la renuncia del presidente Evo Morales en medio de denuncias de golpe de Estado.

Mientras que en Chile, fue el  aumento de la tarifa del metro  lo que originalmente sacó a la gente una protesta en las calles.

Antes, sin embargo, un paquete impopular de reformas económicas había tenido el mismo efecto en Ecuador. Y poco después lo mismo en Colombia.

Por lo demás, todos esos elementos ya se habían juntado poco antes en Honduras, un país que, en cierto sentido, no ha dejado de protestar desde el presidente Juan Orlando Hernández se reeligió en medio de acusaciones de fraude.

Protestas antigubernamentales también se han estado sucediendo en Haití, donde una mezcla de acusaciones de corrupción y medidas impopulares está detrás de la  exigencia de un cambio de gobierno , muy similar a la que desde hace varios años están llegando en Venezuela y Nicaragua.

 

Más pobres

Obviamente,  la economía no es suficiente para explicar completamente el estallido . Y, como destaca Moisés Naim, las diferencias entre lo que ocurre en cada país probablemente son "tan o más profundas que las semejanzas".

Pero "lo que sí tienen en común es que en América Latina estamos viendo todavía  el choque externo tras el boom de las materias primas ", destacó ahí el economista venezolano.

"El crecimiento en América Latina y el Caribe (ALC) se ha desacelerado de 1,0 por ciento en 2018 a  0,2 por ciento en 2019 ", comienza el informe, que sigue destacando como factores "el lento crecimiento mundial, los precios "Moderados de las materias primas y los flujos de capital volátiles".

Menos tolerantes

Todo eso puede ayudar a entender por qué los latinoamericanos han ido perdiendo la paciencia con sus gobiernos y cada vez que están  menos controlados por dejar pasar cosas que habrían tolerado en los momentos de bonanza.

Los niveles de aprobación gubernamental durante los años del boom, por ejemplo, en contraste notablemente con los de la actualidad, cayendo de un 60% en 2009 a nada más 32% el año pasado, según datos de Latinobarómetro.

Contagio

En cualquier caso, los  riesgos de  que la mecha  también  se prenda  en otros países de la región son innegables.

Efectivamente, como advierte el FMI en su informe de octubre, "la  incertidumbre en torno a las políticas económicas internas  sigue siendo una fuente importante de riesgo para las perspectivas" económicas de América Latina.

Pero a la luz de lo que está pasando en Ecuador, Chile y Colombia, algunos de los gobiernos vecinos bien pueden concluir que los remedios propuestos por el organismo pueden llegar a ser peores que la enfermedad.

 

Fuente:  www.bbc.com/