Reactor de la planta nuclear iraní de Busher, a 1.200 kilómetros de Teherán
Irán va a incrementar su nivel de enriquecimiento de uranio. Esto es lo que ha declarado el viceministro de Exteriores iraní, Abbas Araghchi durante una conferencia de prensa en Teherán. Araghchi ha defendido no obstante que este paso no viola el Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC), el acuerdo nuclear que su país firmó con las grandes potencias en 2015, porque Estados Unidos lo abandonó el año pasado de forma unilateral. No obstante, sólo puede exacerbar las tensas relaciones con Washington que, con su política de “máxima presión”, intenta obligar a la República Islámica a firmar un pacto aún más restrictivo.
A petición de Estados Unidos, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) ha convocado el próximo miércoles una reunión extraordinaria para analizar las medidas iraníes. Araghchi ha dicho que su país ya no reconoce el concepto de P5+1, como se conocía informalmente a los firmantes del pacto (por los cinco miembros del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania).
El límite que fijó el PIAC, por debajo del 20 % al que Irán estaba enriqueciendo antes de la firma del pacto y lejos aún del 90 % de pureza que se requiere para una bomba. El objetivo es alcanzar el 5 % para utilizar en la central eléctrica de Bushehr, a la que hasta ahora abastece de combustible nuclear Rusia.
El PIAC estableció su reconversión para evitar que el plutonio que genera ese tipo de reactores pudiera desviarse para uso militar.
Francia, Alemania y el Reino Unido han mostrado su preocupación por la medida iraní. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha ido más lejos y la ha calificado de “extremadamente peligrosa”. Netanyahu, un halcón respecto a la República Islámica, ha pedido a los europeos que impongan sanciones a Teherán.
Irán reclama que el resto de los signatarios del acuerdo (China, Rusia, Reino Unido, Francia y Alemania) le garanticen los beneficios económicos que le prometieron a su firma y de los que se ha visto privado por el abandono unilateral de Estados Unidos. De no ser así, Araghchi ha reiterado que su país va a continuar reduciendo sus compromisos cada 60 días, tal como anunció el presidente Hasan Rohani anunció a principios de mayo. El deterioro económico ha restado popularidad a Rohani y reforzado a los sectores más conservadores del régimen, que nunca terminaron de ver con buenos ojos el acuerdo. Algunos analistas estiman que esos sectores no tienen ningún interés en una salida negociada a la crisis, pero incluso si se logra, ya han logrado restar credibilidad a los moderados y reformistas que apoyaron al presidente.
Fuente: www.elpais.com