Si bien en Núñez analizan jugar de local en Ezeiza sólo para el torneo doméstico, eso no sería posible para la Libertadores. Acá, los fundamentos reglamentarios de la Conmebol.
Es apenas un esbozo. Un intento de ganar tiempo y evitar aún más contratiempos para cuando la vuelta a los entrenamientos y a la competencia oficial a nivel local se concrete. En River surgió la idea de analizar la posibilidad de acondicionar el predio de Ezeiza para que no sólo sea su lugar de entrenamiento en tiempos de pandemia sino también oficializar allí la localía, evitando incurrir en los costosos gastos que implicaría abrir el Monumental, incluso sin recibir público. Ahora bien, esa opción de jugar en el River Camp sería viable sólo para disputar el campeonato local -para habilitarlo, incluso, deberían realizar algunas reacondicionamiento- y no para recibir encuentros de Copa Libertadores. ¿Los motivos? Pase y vea.
El reglamento de la Conmebol, en su apartado 4 sobre "Infraestructura de los Estadios de la Copa Libertadores", detalla minuciosamente una cantidad infernal de requisitos que deben cumplir los clubes participantes para poder fijar su localía. Y si bien hay un par de ítems que están dentro de la norma y que el River Camp respeta, son más las normas incumplidas.
¿Qué requisitos cumple el River Camp? En su primer apartado, la Conmebol exige que "los estadios deberán estar ubicados en un eje no superior a 150 km del aeropuerto internacional o comercial más cercano", y el predio de Ezeiza está apenas a 10 kilómetros del Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini. A su vez, las dimensiones del terreno de juego (la cancha 1, por caso) también están en regla: "(...) Deben ser preferencialmente de 105m x 68m (mínimo de 100m x 64m y máximo de 110m x 75m), con césped en excelentes condiciones con superficie homogénea y nivelada (...), detalla el artículo. Y como otro punto cumplido está la intensidad lumínica: el mínimo permitido es de Ev = 1.000 lux y hace algunos meses se colocaron ocho torres de iluminación con tecnología LED de 1.500 lumens en la cancha 1 del predio (en total hay siete campos de juego).
Ahora bien, la tarea de enumerar los faltantes es mucho más ardua y extensa. Sucede que desde el vamos, la Conmebol establece que "los estadios, en fase de grupos, tengan capacidad para 10.000 espectadores". Es cierto que en este contexto de pandemia, los partidos serán a puertas cerradas y en medio de un estricto protocolo sanitario, pero a juzgar por el reglamento el River Camp no cumple con esa imposición: apenas cuenta con dos pequeñas tribunas que no poseen tampoco un espacio de cabinas para las transmisiones de los encuentros, otro de los puntos obligatorios que marca la entidad que rige el fútbol a nivel continental.
De hecho, hoy tampoco tendría un lugar específico destinado al "espacio con visibilidad hacia las tribunas y campo de juego desde donde se monitoreará el partido y donde estará ubicado en control de mando del CCTV", otro de los apartados que se desprenden del Reglamento. Y la lista sigue: contar con un Sistema Electrógeno interconectado (Generador Eléctrico) preferentemente insonorizado para garantizar el suministro de electricidad, principalmente el campo de juego de forma ininterrumpida, constante y continua en el caso de falla en la red principal.
Y entre otras cuestiones burocráticas que debería realizar River (el club tiene que solicitar el cambio de localía a la Conmebol y al club rival hasta por lo menos 15 días antes del partido y recién luego analizarán su aprobación), se le suma un factor monetario que, en los tiempos de economía de guerra que atraviesa el club, resulta un escollo: River estará obligado a pagar una tasa de USD 7.000 para cubrir costos operacionales relativos al cambio del localía del partido, logística y de eventual visita de inspección, a la vez que tendría que solventar el pago de eventuales costos adicionales referentes a producción de televisión derivados al cambio de estadio.
Sí, toda una situación por demás compleja y que, en la letra chica, se vuelve aún más engorrosa. Por ende, con el reglamento en contra, la idea de disputar los dos encuentros por la Copa Libertadores (el 30/9 recibirá a San Pablo y el 20/10, a Liga de Quito) en Ezeiza resulta una quimera. Incluso, habrá que ver hasta dónde se podrá avanzar para jugar allí por el torneo doméstico.
Fuente: www.ole.com.ar/