La cumbre de UEFA con Conmebol en Nyon, en la sede de los europeos que se ubica cerca de la de la FIFA (en Zurich), enfrenta al presidente a su peor momento en cuanto al poder y la credibilidad interna: las dos potencias se juntaron aparte para desarrollar lo que no impulsó la entidad que los agrupa.
Esto no es el FIFA-Gate ni está cerca de serlo, pero sí hay que decir que el fútbol mundial, desde lo político, atraviesa un momento de temblor sin necesidad de declaraciones explosivas. Hasta ahora habían sido todas rosas para Gianni Infantino, quien llegó a la presidencia luego de un tsunami de corrupción con Joseph Blatter que hasta incluyó a Platini. Y a Julio Grondona y a casi todos los personajes de la vieja Conmebol. El suizo había acomodado la situación después de haber escalado justamente de la mano de la UEFA, la misma confederación europea que le está dando la espalda a 200 y pico kilómetros de distancia, casi en sus narices.
La cumbre de UEFA con Conmebol en Nyon, en la sede de los europeos que se ubica cerca de la de la FIFA (en Zurich), enfrenta al presidente a su peor momento en cuanto al poder y la credibilidad interna: las dos potencias se juntaron aparte para desarrollar lo que no impulsó la entidad que los agrupa. Y así como la Conmebol en el primer ciclo de Alejandro Domínguez tuvo que surfear la amenaza de rebelión con algunos clubes para armar una liga paralela a la Libertadores, habrá que ver sin Infantino tiene la sabiduría y la muñeca para aplacar esta movida fuerte de Europa y Sudamérica. Y sin tener como fieles sostenes tampoco a Asia ni Africa.
Fuente: www.ole.com.ar/