Tuvo a Dybala, Cavani y a Pastore, y los vendió por casi 100 millones de euros. Quebró, desapareció y renació con otro nombre en Serie D, donde juega para 30.000 personas. La historia del Palermo.
Se supo sentar en la mesas de los grandes. Probó los manjares servidos en Europa y se embriagó con jugadores que supieron llevarlo a tocar el cielo con las manos. Palermo parecía estar destinado a ser uno de los clubes con mayor margen de crecimiento a mediados de la década del 2000. Con una sólida política de fichar jugadores sudamericanos para explotar y luego venderlos en millones de euros, la institución del sur de Italia tenía todo para afianzarse. Con 119 años de historia, volvió por última vez a la Serie A en 2004 y fue protagonista. Llegó a la final de la Copa Italia de 2011, cedió a cuatro jugadores a la Italia campeona del mundo en 2006 (Cristian Zaccardo, Fabio Grosso, Andrea Barzagli y Simone Barone) y tuvo entre sus filas nada menos que a Paulo Dybala, Edinson Cavani y Javier Pastore.
Maurizio Zamparini, su dueño, era un tipo duro. Más de una vez tuvo cruces con los clubes más grandes por no querer vender a sus joyas. El tipo quería ser protagonista, pero no hizo las cosas para nada bien. En octubre del año pasado, con el equipo ya en Serie B y en franca decadencia económica, fue procesado por falsa contabilidad, el club tuvo una insolvencia de 50 millones de euros y fue declarado en bancarrota. La Unione Sportiva Citta Di Palermo desapareció el 20 de octubre y el club debió reinventarse desde la Serie D, la cuarta categoría del fútbol italiano.