Estados Unidos alcanzó un récord que lo confirma en el epicentro mundial de la crisis del covid-19.
Según cifras de la Universidad Johns Hopkins, el país superó el millón de contagios confirmados, mientras la cifra de muertos en poco más de tres meses amenaza con dejar atrás otra barrera muy simbólica, la de los estadounidenses que cayeron en el largo conflicto de Vietnam (1955-1975).
Sin embargo, casi todos los expertos coinciden en que las cifras reales son mucho mayores y que probablemente nunca tendremos una idea clara del impacto real del coronavirus ni en EE.UU. ni en cualquier otro lugar.
Pero si es cierto que muchos se preguntan cómo la nación más poderosa de la Tierra no pudo evitar convertirse en el epicentro mundial del coronavirus.
En BBC Mundo te ofrecemos algunas claves para entender el manejo que ha hecho Estados Unidos de esta crisis.
1. La lenta respuesta del gobierno
Aunque Estados Unidos y Corea del Sur registraron sus primeros casos de coronavirus el mismo día de enero, la situación en ambos países tomó direcciones opuestas.
En pocas semanas, el gobierno de Seúl logró poner la crisis bajo control con un agresivo sistema de contención.
En EE.UU., sin embargo, aunque se prohibió la entrada a personas que hubieran visitado China, las medidas más fuertes para propiciar el distanciamiento social no comenzaron a aparecer hasta más de un mes después.
Y si en algo se ponen de acuerdo muchos epidemiólogos es que, para ese entonces, ya era demasiado tarde.
Incluso la principal autoridad en epidemiología del país, el doctor Anthony Fauci, jefe del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, admitió que nadie negaría que medidas de mitigación tempranas podrían haber salvado vidas.
La Casa Blanca asegura que las medidas se tomaron en el momento oportuno y el presidente Donald Trump ha afirmado en numerosas ocasiones que ha manejado la crisis "muy bien" y que debería dársele crédito por haber actuado muy pronto.
El diario The New York Times publicó el 11 de abril una investigación sobre las alertas que Fauci y otros funcionarios trasladaron a la Casa Blanca insistiendo en que se tomaran medidas más agresivas desde finales de febrero.
2. El manejo y las controversiales declaraciones de Trump
La cuestionada respuesta del presidente de EE.UU. ante la crisis, sus declaraciones respecto al coronavirus y el uso de diferentes tratamientos (cuya eficacia no ha sido demostrada) han generado titulares y preocupación en la comunidad científica por más de dos meses.
En las últimas semanas, el mandatario ha sido señalado de un mal manejo de la crisis o de realizar declaraciones que podrían poner en riesgo de la vida de los estadounidenses.
En un inicio, el mandatario aseguró que el covid-19 era solo una "gripe", y que el virus se pasaría con "el calor" del verano como "si fuera un milagro".
El mandatario también ha expuesto el uso de tratamientos sin base científica que, según reportes de medios locales, habrían podido llevar a un aumento en las intoxicaciones y envenenamientos en EE.UU. con esos productos.
El más escandaloso en las últimas semanas fue cuando sugirió que el uso del cloro y otros desinfectantes para el hogar podrían servir para combatir el virus en humanos.
Posteriormente, la Casa Blanca aseguró que el presidente fue malinterpretado por los medios y que es otra vez víctima de noticias falsas de los medios de izquierda.
3- Los problemas con los tests
Los problemas que se registraron en Estados Unidos con los tests para detectar el coronavirus también dificultaron la batalla del país al principio.
Pruebas defectuosas que tuvieron que ser cambiadas o el limitado acceso a los exámenes estuvieron entre los obstáculos que retrasaron la respuesta al avance de la enfermedad.
Las complicaciones no acabaron con la distribución de los kits de los exámenes, pues a ello se sumó el difícil acceso a estos, incluso para personas que eran parte de grupos sospechosos.
Con el tiempo, la situación cambió y para finales de abril, el número de tests que se realizaban cada día en el país creció, según estadísticas de The Covid Tracking Project.
Sin embargo, uno de los nuevos problemas que enfrenta EE.UU. ahora es el acceso a los test de anticuerpos para determinar el número de personas que ha sido afectada por el virus, uno de los pasos que los epidemiólogos recomiendan para volver a abrir el país.
4- El sistema de salud
El tema del acceso a las pruebas para detectar el coronavirus en Estados Unidos no se separa de otro más complejo: sus potenciales costos y el acceso al sistema de salud de los que requieran atención médica.
Más de 27,5 millones estadounidenses no tienen acceso a seguros de salud, según datos de la Oficina del Censo, lo que podría llevar a que muchos que presenten síntomas o requieran tratamiento no acudan a los hospitales por temor a los elevados costos.
Pero incluso para muchos que sí tienen seguros, los "copagos" que deben desembolsar -una cantidad de dinero que no cubren las aseguradoras y que en ocasiones puede ser de miles de dólares- también puede hacer que muchos desestimen la posibilidad de ir al médico.
Según datos de la ONG Commonwealth Fund, más de 44 millones de personas se encuentran en este último grupo, que se define como de "seguro insuficiente".
Los inmigrantes indocumentados, unos 11 millones, también suelen evitar buscar atención médica y eso aumenta los riesgos.
Pero no solo se presentan problemas con aquellos que no están cubiertos, también aquellos con seguros o con los llamados "seguros insuficientes", con una cobertura básica que solo cubre una pequeña fracción del coste de la consulta o tratamiento.
5- La descoordinación de los 50 estados
La diferente situación por estados en el país se ha puesto de relieve en medio de la pandemia de coronavirus.
Mientras algunos estados impusieron restricciones en una fecha temprana y declararon el estado de alarma adelantándose a la explosión de casos, otros territorios optaron por no hacerlo, lo que, a juicio de expertos consultados por BBC Mundo, pudo haber contribuido también a la escalada de contagios.
A pesar de que el país posee agencias nacionales como los CDC, cada estado cuenta con su propia infraestructura sanitaria pública y "parte del desafío se produce cuando no hay una estrategia nacional coordinada en el país y cada uno de los estados debe pensar en una estrategia de manera individual", contó a la BBC el experto de Harvard Thomas Tsai.
California es uno de los ejemplos de éxito destacados por los especialistas en salud pública, sin embargo, las imágenes de cientos de personas en las playas este fin de semana hicieron sonar nuevamente las alarmas.
En otros estados, como Georgia o Florida, sus gobernadores han dado las órdenes de comenzar la reapertura, lo que ha hecho temer que la situación en estos estados pueda ir a peor en las próximas semanas.
Fuente: www.bbc.com/