Jair Bolsonaro le envió una señal de distensión a Alberto Fernández antes de la Cumbre del Mercosur

En medio de la decisión de Donald Trump de limitar las exportaciones de acero y aluminio, el presidente del Brasil adelantó que será "pragmático" en su relación política con el presidente electo de la Argentina

No podrían ser más claras las señales negociadoras del presidente brasileño Jair Bolsonaro: "No vamos a pelearnos",respondió al ser informado sobre el futuro de su relación con el jefe del Estado electo Alberto Fernández. E insistió: “Queremos ser pragmáticos. No quiero perder nada, ni un dedito. Vamos a continuar haciendo negocios ".  Es, si se quiere, una postura relevante; sobre todo porque fue expresada en víspera de la cumbre presidencial del Mercosur, mañana jueves en el hotel Spa do Vinho en Río Grande del Sur.

Esta es la última cita oficial de Mauricio Macri con Bolsonaro y con el paraguayo Mario Abdo Benítez. No viene el uruguayo Tabaré Vázquez por razones de salud, y será reemplazado por su vicepresidenta.  Tampoco estará el chileno Sebastián Piñera, por la situación de conflicto en su país. Y la gobernante interina de Bolivia declinó asistir, como lo solía hacer el ex presidente Evo Morales; en su lugar viene la canciller Karen Longaric.

Esta tarde será el encuentro reservado de cancilleres, presidido por Ernesto Araújo y por el ministro Jorge Faurie. Luego sucederá la reunión del Consejo del Mercado Común y habrá, según el programa, una conferencia de prensa posterior.

En los medios diplomáticos se admite que esta será una cumbre especial, ya que hay dos gobiernos que se terminan, el de Macri y el de Tabaré; y en ninguno de los dos casos representantes de las futuras administraciones. Eso coloca límites en el rango de las negociaciones que Brasil pretendía llevar adelante y aprobar, como corolario de sus 6 meses de presidencia pro tempore. Entre las cuestiones que quedarán pendientes, la que más sobresale es aquella en la que el gobierno brasileño tenía más aspiraciones de concreto: la reducción del arancel externo común (AEC), que comparte el bloque. Son los impuestos a las importaciones de terceros países o regiones, que no solo sirven para proteger las industrias domésticas, sino también para preservar las ventajas del comercio interior del mercado común para cada uno de los miembros del Mercosur.

Hubo, sobre este asunto, muchas idas y venidas. Y el ministro Faurie llegó a señalar que la cuestión de las tarifas aduaneras sería discutida en esta cita de hoy. Pero Macri recalculó el impacto negativo que requería cualquier decisión en una cuestión tan sensible como a través de su gabinete descartó la posibilidad de tratar el proyecto. Para el superministro Paulo Guedes, la apertura de la economía mediante la rebaja de los derechos aduaneros es un objetivo central de su proyecto. No es la primera vez que un gobierno brasileño se plantea esa alternativa, ya que muchos de los aviones económicos actuales se insinuaron con Michel Temer, elevado a presidente de su país luego del juicio político de Dilma Rousseff. Los planteos, en ese caso, se refieren a un "rebajar" el estatus del Mercosur, de modo que deja de ser mercado común para convertirse en área de libre comercio. La idea distante de haber sido abandonada por la gestión bolsonarista real, aun cuando el presidente brasileño hace de la "continuidad" del vecindario con Argentina casi una profesión de fe.

Tal vez por las características de esta cita presidencial, muchos analistas temen que el bloque entre en una situación de letargo, lo que podría llevar a cabo un estancamiento en el acuerdo de libre comercio entre Mercosur y la Unión Europea.  "Puede caer en el limbo, sin grandes acuerdos ni decisiones importantes", sintetizó el jefe de economistas de la consultora Tendencias.

 

Fuente:  www.infobae.com/