Las consecuencias del cambio climático ya son visibles en América Latina, aunque no las identifiquemos como tal.
La temperatura de la Tierra ha aumentado en 1,1ºC desde el periodo anterior a la Revolución Industrial y no deja de subir, al punto en que el último lustro (2015-2019) va en camino de convertirse en el más cálido desde que hay registros, según datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) publicados este martes.
Continuamos emitiendo más dióxido de carbono del que deberíamos y, en 2018, su concentración en la atmósfera alcanzó un nuevo máximo histórico: 407,8 partes por millón. Este gas es capaz de permanecer allí durante siglos, y el que está en los océanos aún más, "perpetuando" así el calentamiento global, según la OMM.
Repaso de cinco consecuencias del cambio climático que ya son visibles en América Latina.
1. Inundaciones
Uno de los efectos del calentamiento global que ya se puede notar son las inundaciones.
No son nuevas en América Latina: entre 1970 y 2013, constituyeron el desastre natural más frecuente, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Sin embargo, los expertos advierten que cada vez se vuelven más usuales e intensas.
Zonas como la parte meridional de Sudamérica vivieron fuertes lluvias en enero del año pasado. En Uruguay y Argentina, por ejemplo, llegaron a causar daños por un valor de US$2.500 millones, según la OMM.
Ciudades como Resistencia, la capital de la provincia del Chaco, en Argentina, batieron récord de lluvias con 556,8 milímetros.
Centenares de vecinos tuvieron que ser evacuados, ya que entre el 40% y el 50% de la localidad acabó inundada.
"Lo que está ocurriendo con el cambio del clima es que todos los fenómenos se van exacerbando en su magnitud y en su frecuencia", explicó Gabriel Blanco, ingeniero de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.
"Esto quiere decir que donde antes llovía un poco y de vez en tanto había un problema de abundancia de lluvia, bueno, ahora eso se exacerba: ocurre más seguido y con más violencia".
Perú, por ejemplo, tiene la cadena de glaciares tropicales más grande del mundo, la Cordillera Blanca, y muchos de ellos yacen cerca de zonas agrícolas y pobladas que corren el peligro de acabar inundadas.
2. Sequías
Mientras en algunas áreas llueve a cántaros, en otras, muchas veces dentro del mismo país, pasa lo contrario: sequías.
Uno de los ejemplos más claros es Chile, donde antes de las protestas era otro el tema que ocupaba portadas de periódicos cada semana: la megasequía que el país arrastra tras una década de escasez de lluvias.
La nación del sur vive su peor crisis hídrica de los últimos 50 años, según las autoridades. Una situación que afecta a siete de sus 16 regiones, donde varios sistemas de riego colapsaron y más de 30.000 animales perecieron.
La Oficina de Cambio Climático de Chile calcula que las precipitaciones se han reducido en un promedio de 23 milímetros por década entre 1961 y 2018 y diversos estudios atribuyen entre el 12% y el 25% de la responsabilidad de este fenómeno al cambio climático causado por el hombre.
Algunos, como el periodista chileno John Müller, mencionan la megasequía como una de las motivaciones de las protestas que tienen al país en vilo desde hace varias semanas.
Pero no solo Chile vive un estrés hídrico. Otra zona especialmente vulnerable al cambio climático que ya está sufriendo sus consecuencias es Centroamérica.
El Corredor Seco es un área costera aledaña al océano Pacífico donde vive el 90% de la población de Centroamérica. Se extiende a lo largo de 1.600 kilómetros, desde Chiapas (México), pasando por Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y parte de Costa Rica hasta llegar a Panamá.
"Las condiciones adversas de la sequía hacen que una parte importante de esa ola migratoria (hacia Estados Unidos) tenga que ver con el fenómeno del cambio climático", aseguró Máñez, coordinador de cambio climático para Latinoamérica de ONU Medio Ambiente.
3. Huracanes más intensos
Según un informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), el hecho de que América Latina sea escenario de otros "fenómenos complejos" hace que su interacción con el calentamiento global pueda contribuir a crear las "condiciones apropiadas" para que sus impactos sean "desastrosos".
La comunidad científica no se ha puesto de acuerdo en cuanto a si el cambio climático ha incrementado la frecuencia de los huracanes.
Pero sí hay más concierto a la hora de afirmar que efectos del calentamiento global como el incremento de la temperatura de los océanos y la subida de los niveles del mar, llevan a prever que serán más fuertes y devastadores.
De los 66 ciclones que se detuvieron o ralentizaron su movimiento en los últimos 70 años, casi la mitad lo hizo en las últimas tres décadas, según un informe de ambos entes publicado en junio en la revista Nature.
De acuerdo al estudio, los ciclones tropicales se han hecho más propensos a "detenerse" cerca de la costa y a pasar muchas horas sobre dichas regiones desde mediados del siglo XX.
Como explica en su página web el Centro de Soluciones para el Clima y la Energía, una superficie del mar más caliente puede intensificar la velocidad de las tormentas tropicales y la cantidad de lluvia.
Pero si nos restringimos a América Latina, Puerto Rico es una de las áreas más afectadas, donde todavía hay zonas que no han conseguido volver a la normalidad que perdieron en septiembre de 2017 con el paso del huracán María, que dejó más de 4.600 muertos.
4. Subida del nivel del mar
El calentamiento global ha hecho que el nivel del mar aumente notablemente desde 1993.
Esto se debe, por un lado, al derretimiento de los hielos en los polos. Pero, como apuntó Gabriel Blanco: "El principal motivo es que aumenta la temperatura de los océanos y cuando esto ocurre, el agua se expande. Eso es lo que produce que el nivel del mar suba".
"En parte de la costa de Argentina y en parte de la costa este de Estados Unidos y algunos otros lugares donde las costas son bajas, su impacto es tremendo", añadió
En Gardi Sugdub, mejor conocida como isla Cangrejo, existe desde hace algunos años un programa voluntario de traslado a tierra firme.
Ubicada en el archipiélago de San Blas, que es una de las principales atracciones turísticas del país centroamericano, a la isla aún le quedan años para cederle territorio al agua.
Fuente: www.bbc.com/