Lo que comenzó con unas cuantas vacas muertas en un pequeño pueblo de Estados Unidos se convirtió en un caso en el que una multinacional tuvo que responder por más de 3.500 personas que padecen graves enfermedades, incluyendo cáncer.
Y el problema, según el abogado que ha investigado el caso durante más de 20 años, es tan grave que hoy tiene un alcance global.
Se trata de las acusaciones contra empresas como Dupont, que han utilizado químicos que se han relacionado con enfermedades como cáncer de riñón, cáncer de testículos, úlceras en el cólon, infertilidad, hipertensión y afectaciones de la tiroides.
Estos químicos, según los expertos, podrían estar presentes en la sangre del 99% de los humanos.
"Hasta ahora, muchos de nosotros no teníamos ni idea que estábamos expuestos a estas sustancias", le dice a BBC Mundo Rob Bilott, el abogado que durante 20 años ha luchado para que se investigue a fondo los efectos de estas sustancias en los humanos y para que las grandes compañías dejen de utilizarlos.
"Nos han expuesto casi como conejillos de indias sin que lo supiéramos".
¿Qué son estas sustancias, cómo llegan al organismo y qué tan graves son sus efectos?
Años de batalla
La lucha que desde hace más de 20 años libra Bilott comenzó en Parkersburg, una pequeña población de 70.000 habitantes en el Estado de West Virginia, Estados Unidos.
El caso, sin embargo, se volvió mundialmente famoso a finales de 2019 por la película Dark Waters ("El precio de la verdad"), producida y protagonizada por Mark Ruffalo.
El filme narra la historia del propio Bilott, un abogado a quien un granjero le pide que lo ayude con el caso de la muerte de 90 de sus vacas.
A partir de ahí, Bilott comienza una investigación que lo lleva a demostrar que la multinacional Dupont estaba contaminando las aguas cercanas a Parkersburg con PFOA, un químico nocivo creado artificialmente para uso industrial.
La batalla legal llevó a que en 2017 Dupont tuviera que firmar un acuerdo por más de US$670 millones para compensar a más de 3.500 personas que padecían alguna de las enfermedades asociadas con tomar agua contaminada con PFOA.
Desde entonces, decenas de personas de esa misma comunidad que padecen cáncer han llevado sus casos a juicio. El más reciente de ellos concluyó la semana pasada, con una multa de US$50 millones contra Dupont.
Pero el problema, según Bilott, va más allá de un pequeño pueblo. El abogado sostiene que esta contaminación química está presente a lo largo de Estados Unidos y del mundo.
Qué es el PFOA
PFOA es la sigla del ácido perfluorooctanoico, una sustancia creada en los años 40 por la compañía 3M.
El PFOA, también conocido como C8, es parte de una familia de miles de sustancias llamadas PFAS, conocidas como los "químicos eternos", ya que no se degradan, y, una vez ingeridos, pueden permanecer dentro del cuerpo por largos períodos de tiempo.
Durante décadas, compañías como Dupont han utilizado el PFOA para fabricar productos con el teflón, pero la sustancia también está presente en artículos de limpieza, ceras, pinturas, telas, envolturas de comida rápida, cajas de pizzas, bolsas de palomitas de maíz de microondas, plásticos, espuma para apagar incendios, superficies resistentes a las manchas, entre otros.
Las personas quedan expuestas a los PFAS a través de la tierra, el agua y alimentos contaminados con esta sustancia; los envases de alimentos que contienen estos compuestos; o el uso de productos que estén hechos a base de estos químicos, según explica la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA, por sus siglas en inglés).
"El agua potable puede ser una fuente de exposición en comunidades donde estos agentes químicos han contaminado los suministros de agua", indica la EPA.
Efectos en el organismo
"Existe evidencia de que la exposición a los PFAS puede causar efectos perjudiciales a la salud humana", explica la EPA.
La agencia menciona estudios que demuestran que el PFOA causa tumores en animales y, aunque de manera más limitada, se ha encontrado que puede producir cáncer.
Por su parte, el Instituto Nacional de Salud de EE.UU. explica que el PFOA, en particular, puede causar aumento del colesterol, efectos dañinos en el desarrollo del feto o de niños lactantes, bajo peso al nacer y efectos nocivos en el sistema inmune, el hígado y la tiroides.
Según Bilott, en los juicios contra las compañías que producen PFAS, las empresas sostienen que no hay suficiente evidencia que pruebe que estas sustancias causan daño a los humanos.
Por eso, una de las metas del abogado es que se conformen paneles científicos independientes que den un veredicto sobre los efectos de los químicos eternos.
La pelea contra los químicos eternos
A raíz de las preocupaciones que han despertado casos como los que lleva Bilott, se han comenzado a tomar medidas para controlar la producción y el uso de los PFAS.
Dupont, por ejemplo, se comprometió a que desde finales de 2019 eliminaría el uso de PFAS.
"Dupont está constantemente aprendiendo del pasado para innovar para el futuro, en nuestras políticas y protocolos, así como en nuestros productos", afirmó la compañía en un comunicado en agosto de 2019.
"Estos compromisos ayudan a garantizar que nuestras acciones se alineen con nuestras expectativas y las de las comunidades a las que servimos".
En EE.UU., según la EPA, ya no se fabrican ciertas clases de PFAS y existe un programa de eliminación gradual del PFOA en el que participan empresas como 3M y Dupont.
La EPA advierte que aunque en ese país ya no se fabrica PFOA, todavía se produce internacionalmente y puede importarse a través de productos como alfombras, cueros, textiles, papeles, cauchos y plásticos.
En diciembre de 2019 un grupo de países europeos presentaron un plan para eliminar gradualmente el uso de PFAS a más tardar a partir de 2025.
Bilott, sin embargo, cree que a pesar de los avances, aún hay camino por recorrer.
"Desafortunadamente hay grandes esfuerzos de lobby que están en marcha para evitar que estos químicos sean regulados", dice el abogado.
Un problema mundial
Aunque el caso de Bilott comenzó en un pequeño pueblo, hoy su lucha tiene una mirada mundial.
"Estamos viendo estos químicos en países alrededor del mundo. Desafortunadamente estas sustancias viajan por el aire y el agua. Los animales la absorben, los humanos la absorben. Esto es algo que necesitan enfrentarse de manera global", dice Bilott.
Los químicos eternos están presentes en productos de la vida diaria, por eso "es difícil para los ciudadanos evitar totalmente la exposición al PFAS", según indica la Agencia Ambiental Europea (EEA, por sus siglas en inglés).
Pero después de más de 20 años de litigios, que, según la película también han afectado su salud y su vida familiar, Bilott aún confía en que su lucha llegará a buen término.
Para él, el granjero que por primera vez denunció el envenenamiento de sus vacas es una muestra de que atreverse a hablar puede ayudar a que las compañías dejen de usar estas sustancias y los legisladores regulen su producción.
"Esto puede tomar tiempo", dice Bilott. "Puede que sea difícil, pero al final, la verdad saldrá a flote".
"Una persona que se ponga en pie y hable, puede hacer una gran diferencia".
Fuente: www.bbc.com/