La Copa vuelve con los equipos argentinos en desventaja competitiva. El declamado “vuelven todos o ninguno” fue perjudicial.
Así eran las placas de la tele cuando pedían dadores de sangre: “Hacemos un llamado solidario”. La solidaridad es un valor preciado, y cuando te ponen la solidaridad como motivo, no hay con qué darle: si te oponés, estás en contra de una virtud. Un acto auténticamente solidario no merece más que elogio y acompañamiento.
Pero la declamacion de solidaridad tambien se usa como formulacion politicamente correcta, una paparruchada demagogica. Cuando se pedian ideas y protocolos para que los futbolistas paralizados por la pandemia pudieran empezar a ponerse ne marca, desde la AFA, Agremiados y el Gobierno se levantaba una bandera incontestable: se volverá cuando puedan hacerlo todos. Los que pueden deben ser solidarios con los que no, aunque en algunas provincias hubiera autorización y los atletas de elite trabajaran en el Cenard para Tokio 2021.
Esa huevada formó parte de la desventaja en la que ahora se encuentran todos los equipos que representan al fútbol argentino en la Copa Libertadores. Ellos seguían matándose por Zoom en el living de sus casas mientras sus rivales de América ya aplicaban los protocolos, volvían al trabajo y, en más de un caso, hasta a jugar y retomar ritmo de competición. Boca, o River, o Tigre, esperaban que Cañuelas o Real Pilar pudieran hacerlo.
A nadie se le ocurrió que los equipos que tenían importantes compromisos internacionales necesitaban la solidaridad del resto para no ir a competir en desventaja con brasileños, paraguayos o colombianos. La Conmebol, también bajo presión de los que siguen poniendo plata sin partidos para ofrecer, dio unas cuantas señales de que no se podía esperar indefinidamente.
Ahora, que la Copa seguirá a despecho de la siesta argentina, ¿seguirán bloqueando la preparación de los que la tienen que jugar?
Fuente: www.ole.com.ar/