La pandemia de covid-19 ha desatado un sinnúmero de teorías conspirativas y campañas de desinformación.
Los rumores van desde que el virus se escapó de un laboratorio en Wuhan hasta que fue creado por EE.UU. como "un arma de guerra" para interrumpir el crecimiento económico chino.
Pero las campañas de desinformación no se limitan a la pandemia.
Hace un par de semanas, Facebook eliminó una red de cuentas falsas y páginas "creadas por agentes rusos" que habrían contratado a periodistas estadounidenses para que escribieran artículos criticando al candidato demócrata a la presidencia Joe Biden.
Si bien las campañas de desinformación han proliferado con la llegada de las redes sociales, ya existían antes de la gran revolución que popularizó el internet.
Y en la década de 1980, en plena Guerra Fría, se ejecutó la que tal vez fue una de las más grandes de la época, bautizada por la Stasi -el órgano de inteligencia de la República Democrática Alemana- como "Denver", conocida popularmente como "Operación Infektion".
Al comenzar aquella misión, los cuerpos de inteligencia del Bloque del Este sabían que para que la campaña tuviera éxito los mensajes de desinformación debían corresponder "al menos parcialmente a la realidad o a opiniones generalmente aceptadas", como lo describe Ladislav Bittman -que se desempeñó como oficial de inteligencia especializado en desinformación en la extinta Checoslovaquia- en su libro "La KBG y la desinformación soviética".
Por eso la KGB, la agencia de inteligencia de la Unión Soviética, y la Stasi decidieron respaldar la teoría de que el VIH/sida había sido creado por el Pentágono en un laboratorio en Fort Detrick (Maryland) para ser utilizado contra otras poblaciones, como los pueblos africanos, y las comunidades afroestadounidenses y LGTB+ en EE.UU.
Se desconoce la razón por la que se escogió el nombre "Denver", pero algunos expertos sospechan que fue simplemente un error.
"También se le denominó 'Detrick' y 'Pandem'. Denver pudo haber sido un error o (consecuencia de) un conocimiento pobre de la geografía (estadounidense)", le dice a BBC Mundo el historiador Christopher Nehring, titular de un doctorado en Inteligencia e Historia de Europa del Este de la Universidad de Heidelberg, Alemania.
El origen del rumor
El 17 de julio de 1983, el diario prosoviético Patriot, impreso en India, publicó en su primera página un artículo con el título: "El sida podría invadir a India: la misteriosa enfermedad fue causada tras experimentos en EE.UU.".
El artículo citaba como fuente a un "respetado científico y antropólogo estadounidense" que prefería "mantenerse en el anonimato" y que le había enviado una carta al editor del periódico desde Nueva York advirtiéndole sobre el asunto.
El "respetado científico" señalaba que "la misteriosa enfermedad" había sido fabricada por el Pentágono y que en el maquiavélico plan estaban involucrados científicos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC).
El artículo publicado por Patriot fue citado por el semanario soviético Literaturnaya Gazeta en 1985 y de allí "la noticia" se divulgó en decenas de periódicos en todo el mundo.
La teoría ganó más fuerza cuando el biólogo negacionista de la Alemania comunista Jakob Segal publicó un estudio de 47 páginas, conocido como el reporte Segal, en donde defendía la tesis de origen soviético.
La existencia de la famosa carta que habría originado el rumor nunca fue confirmada.
Según un documento del Departamento de Estado publicado en 1987, el periódico Patriot fue creado por la KGB en 1962 "para desinformar".
El objetivo de la misión
Durante la Guerra Fría -que se extendió desde finales de la II Guerra Mundial hasta la disolución de la Unión Soviética en 1991- el Bloque del Este buscaba cualquier oportunidad para desprestigiar a los occidentales y viceversa.
"La Operación Denver fue diseñada para socavar la imagen de Estados Unidos en el mundo, especialmente en África, Asia y los llamados países en desarrollo", explica Nehring, quien es también coautor de un amplio estudio sobre esta campaña de desinformación publicado por el Comisionado Federal para los Registros de la Stasi de Alemania.
"En algunos países se utilizó especialmente para suscitar sentimientos negativos contra las bases militares de EE.UU. y la presencia estadounidense en esos países. Y en las sociedades occidentales, el propósito era fomentar el descontento y el malestar, haciendo que las poblaciones desconfiaran de Estados Unidos y de sus propios gobiernos", agrega.
La teoría de que el VIH/Sida fue una creación del hombre ya estaba ganando adeptos por su cuenta, pero los soviéticos no desperdiciaron la oportunidad para desacreditar a EE.UU., sus más férreos rivales, y se afincaron aún más cuando la comunidad científica comenzó a decir que el origen del virus era natural y que probablemente el virus había sido transmitido de primates no humanos a humanos en África.
"Muchos africanos lo vieron como un acto de racismo", destaca Douglas Selvage, historiador de la Universidad Humboldt de Berlín y experto en el bloque soviético, la KGB y la Stasi.
"La gente comenzó a preguntarse: '¿Por qué asumen que vino de África', pese a que había razones para pensarlo. Por ejemplo, las tasas de infección eran altas en ciertas partes de África. Aun así, muchos africanos pensaron que se les estaba acusando de ser de alguna manera responsables del virus y por eso rechazaban el consenso al que había llegado la comunidad científica".
Un éxito relativo para la KGB
Por esa razón, según Selvage, mucha gente "compró" la teoría.
Otro de los objetivos de la inteligencia soviética era que la gente se fijara más en el programa estadounidense de armas biológicas. "Buscaban ejercer presión sobre el gobierno de EE.UU., para que tal vez redujeran el programa. Esto, por supuesto, le ayudaría a la Unión Soviética a tomar la delantera en el desarrollo de su propio arsenal biológico", apunta el experto.
Aunque medir el éxito de una campaña de desinformación es difícil, la mayoría de los expertos consideran que la Operación Denver fue exitosa porque la teoría de que EE.UU. creó el VIH/sida todavía es apoyada por ciertos grupos hoy en día, décadas después de que el rumor fuera descartado con pruebas científicas.
Cerca de 15 años después de iniciada la campaña, la población negra e hispánica era tres veces más propensa que la blanca a creer en esta teoría de conspiración.
Según un estudio publicado por el Centro Nacional de Información Biotecnológica de EE.UU., en 1999, el 27,8% de los negros, el 23,6% de los hispanos y el 8% de los blancos en ese país consideraban como algo muy probable o probable que el virus del sida fuera "un plan del gobierno para matar intencionalmente a un determinado grupo de personas".
Y en 2003, la proporción que opinaba lo mismo alcanzaba el 34,1% de la población negra, el 21,9% en la hispana y el 8,4% en la blanca.
Pero la operación no fue del todo exitosa, pues muchos de los objetivos no se cumplieron.
La campaña no logró despertar sentimientos negativos en contra de las bases militares estadounidenses ni pudo quebrantar de manera severa las sociedades occidentales, explica Christopher Nehring, de la Universidad de Heidelberg,
330.000 muertes en Sudáfrica
Aunque, la gran mayoría en Europa dudaba que el virus hubiera sido creado en un laboratorio por el Pentágono, es muy posible que haya contribuido a fomentar el enfoque negacionista de ciertos gobiernos africanos, como el de Thabo Mbeki en Sudáfrica, que cuestionaron los reportes científicos sobre el origen natural del virus.
El entonces presidente sudafricano llegó incluso a nombrar un equipo para que analizara las causas del VIH/sida.
Esa actitud tuvo consecuencias catastróficas en algunos países. Según una investigación de la Universidad de Harvard publicada en 2008, algunas de las decisiones tomadas por Mbeki causaron cerca de 330.000 muertes por el virus.
El estudio, dirigido por el doctor Pride Chigwedere, determinó que "el gobierno sudafricano actuó como un gran obstáculo durante la provisión de medicamentos a pacientes con sida".
EE.UU. y sus aliados occidentales intentaron presionar a la Unión Soviética para que detuviera la campaña en 1987, pero los agentes soviéticos ignoraron los llamados y continuaron la misión, con apoyo de la KBG, dice Nehring, antes de agregar que el contraataque a la desinformación soviética tuvo tres vertientes.
"Desacreditar la información falsa, difundir 'noticias reales' propias y monitorear y vigilar el trabajo ilícito de inteligencia sobre la desinformación".
Agentes e "idiotas útiles"
En la era digital, las campañas de desinformación se llevan a cabo con ayuda de las redes sociales y sitios web dedicados a producir noticias falsas, pero en 1980 generalmente se utilizaban periódicos y otros medios de comunicación como la televisión, así como también libros y folletos.
El historiador de la Universidad de Heidelberg explica que lo que se decía en los periódicos, en los libros y en los documentales tenía mucha influencia en aquella época.
"Por supuesto, todo era mucho más lento en ese entonces y se necesitaban muchos más contactos humanos, así como agentes pagados o 'idiotas útiles' que corrieran la voz".
El historiador Douglas Selvage, de la Universidad Humboldt de Berlín, resalta que antes era mucho más difícil hacer que este tipo de noticias circulara en todo el mundo y dice que la mayoría de las veces la KGB y la Stasi simplemente encontraban algo que ya estaba en la prensa occidental y le agregaban a la historia sus propios elementos.
Una de las principales armas de la Unión Soviética
En 1992, el exdirector de la KGB, Yevgeny Primakov, admitió que el servicio de inteligencia ruso estaba detrás de los muchos artículos periodísticos que afirmaban que el sida había sido fabricado por el gobierno estadounidense.
Con la creación de la KGB en 1954, la desinformación se convirtió en una de las principales armas de la Unión Soviética: formaba parte de sus llamadas "medidas activas".
En una entrevista a CNN en 2007, el exgeneral de la KGB Oleg Kalugin dijo que "el corazón y el alma de la inteligencia soviética era la subversión".
"No (era) la recopilación de inteligencia, sino la subversión: medidas activas para debilitar a Occidente, para abrir brechas en las alianzas occidentales de todo tipo, particularmente en la OTAN, sembrar discordia entre sus aliados, debilitar a Estados Unidos ante los ojos de los pueblos de Europa, Asia , África, América Latina, y así preparar el terreno en caso de que realmente haya una guerra".
Un peligroso "juego político"
Existen similitudes entre las campañas de desinformación impulsadas por la KGB durante la Guerra Fría y las que vemos en la actualidad, especialmente las más recientes acerca del nuevo coronavirus.
Tanto Selvage como Nehring concuerdan con que generalmente las epidemias atraen todo un abanico de teorías conspirativas sobre el origen de los virus.
"La historia siempre es la misma: decir que una enfermedad peligrosa fue fabricada artificialmente en un laboratorio militar como arma biológica", apunta Nehring.
"Es parte de un juego político de 'atribución de culpas': encontrar al culpable político de una enfermedad acusándolo de haberla creado".
Para ambos expertos, hay una serie de lecciones que podemos aprender de la Operación Denver.
Selvage destaca la importancia de aprender a diferenciar las opiniones de los hechos y asegura que siempre hay que esperar a que los expertos lleguen a un consenso cuando se presuma que existe una teoría de conspiración.
Por su parte, Nehring cree que siempre se debe recordar que todas las "nuevas enfermedades" serán más temprano que tarde objeto de desinformación y que seguramente se hablará de su "fabricación artificial como arma militar" de y sus "fines políticos secretos".
Y tener en cuenta que lo realmente peligroso de las campañas de información es que no solamente pueden llegar a "manipular a los electores" -como pasó con las elecciones presidenciales de EE.UU. en 2016 y el referendo sobre el Brexit, según diferentes reportes- sino que pueden conllevar a tragedias humanas y a la muerte de miles de personas, como terminó haciéndolo la Operación Denver.
Fuente: www.bbc.com/