Las enfermedades de animales que infectan a los humanos son una de las amenazas más serias que enfrenta la salud humana.
A través de los siglos, la zoonosis -como se conoce a la transmisión de enfermedades de animales a humanos- ha generado epidemias que han causado estragos existenciales, económicos y sociales a extensas comunidades.
Desde la llamada influenza española, pasando por las más modernas epidemias como el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS), las gripes aviar y porcina, hasta la actual pandemia de coronavirus, todas tienen un origen común: un virus exclusivo de poblaciones animales que muta, invade un humano y de ahí se propaga como patógeno nuevo humano.
En 2004, tras algunos de los brotes más severos conocidos hasta esa fecha de males como el SARS, gripe aviar y enfermedad de las vacas locas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que el creciente peligro de enfermedades animales que pueden infectar a seres humanos.
"Una de las conclusiones es que las enfermedades animales que se pueden transmitir a personas están surgiendo como una grave amenaza regional y mundial, cuya magnitud es muy probable que aumente", señaló el entonces coordinador para el control de zoonosis de la OMS, François Meslin.
Palabras proféticas si se tiene en cuenta la critica situación global en torno al SARS-CoV-2 (el nombre científico del nuevo coronavirus) que causa la enfermedad covid-19.
Para tener una perspectiva de la actual pandemia, aquí hay cinco graves epidemias causadas por zoonosis, el gran salto de un virus entre una especie y la otra.
Influenza
Es muy posible que una de las primeras pandemias de influenza se dio en China, alrededor de 6000 a.C., aunque también Hipócrates, el "padre" de la medicina de antigua Grecia, describió sus síntomas, hace unos 2.400 años. Pero la pandemia de influenza más conocida y letal ocurrió en 1918.
La mal llamada "gripe española" fue causada por una cepa del virus H1N1 y fue una verdadera pandemia global que se extendió por todos los continentes -incluyendo el Ártico y remotas islas en el Pacífico-.
Infectó a unos 500 millones de personas y se estima que causó entre 17 millones y 50 millones de muertes, muchas de estas entre jóvenes. Algunos cálculos afirman que el número de fatalidades llegó hasta 100 millones.
Se cree que el precursor fue un virus aviar que mutó y migró al ámbito porcino y de allí saltó a los humanos. Decenas de miles de soldados que regresaban de la Primera Guerra Mundial habían entrado en contacto con los animales.
La influenza es una infección recurrente que, aunque no tiene el devastador efecto de 1918, cobra un número considerable de vidas al año, entre 300.000 y 650.000.
En 2009, el H1N1 se manifestó otra vez en un brote conocido como gripe porcina, que se originó en cerdos en México.
VIH/sida
Como otros agentes causantes de enfermedades infecciosas emergentes, el VIH pasó a los seres humanos por zoonosis.
El VIH es sumamente parecido a un virus que ataca a otros primates. Se trata del virus de la inmunodeficiencia de los simios (VIS), del cual hay varias cepas que se transmiten por vía sexual.
Sin embargo, el virus de los primates no causa inmunodeficiencia en los organismos que lo hospedan, salvo en el caso del salto de una especie a otra.
Aunque se observó clínicamente en Estados Unidos en 1981, se cree que el salto de especies ocurrió en tres ocasiones diferentes en el siglo XX, creando tres cepas diferentes. Se estima que se originó entre primates no humanos en el centro de África occidental.
Se tiene evidencia de que el virus simio estuvo presente entre los que consumían y vendían carne de monos y chimpancés, pero el sistema inmunitario humano generalmente podía combatir esta infección con eficacia.
Sin embargo, la frecuencia de la infección produjo la mutación del virus letal VIH que ha infectado 75 millones de personas desde los años 80 y cobrado la vida de más de 30 millones.
Enfermedad de las vacas locas
A pesar de lo indecoroso del nombre popular de esta enfermedad, describe los síntomas bastante bien: el ganado vacuno afectado manifiesta un andar errático, falta de coordinación muscular y un comportamiento anormal que incluye ansiedad, nerviosismo, frenesí y agresión.
Conocida también por el nombre científico de encefalopatíaespongiforme bovina (EEB) , el desorden neurológico es el resultado de una infección por un agente de transmisión poco común llamado prion que contiene una proteína replicante, cuya naturaleza no está entendida completamente.
El período de incubación de la enfermedad es de entre cuatro y cinco años y hay hipótesis que una forma espontánea de EEB ha existido ocasionalmente durante siglos entre el ganado. Sin embargo, el brote crítico se dio en Reino unido a finales de la década de 1980.
Se cree que el ganado fue infectado al ser alimentado con productos que contenían restos animales, como huesos y carne de otras criaturas que habían desarrollado espontáneamente la enfermedad. Otro producto que pudo estar presente en el alimento vacuno es la carne de corderos afectados con tembladera.
El primer caso humano relacionado a la epidemia de EEB se dio en 1996, en forma de una nueva enfermedad: una variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (vCJD).
Aunque rara, los humanos que desarrollan vCJD pierden progresivamente la capacidad para pensar y moverse, y con el tiempo no pueden ver, hablar ni alimentarse por sí solos.
La ruta de transmisión no está definitivamente comprobada, pero todo apunta al consumo de carne contaminada con EEB, particularmente los productos que contengan sesos u órganos digestivos de animales infectados.
SARS
El Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS, por sus siglas en inglés) es considerada la primera pandemia del siglo XXI. Se originó en China, en 2002, y sorprendió al mundo por la rapidez con que se propagaba de continente en continente.
Laboratorios en Hong Kong, Alemania y Estados Unidos, simultáneamente aislaron el virus y lo identificaron como una nueva cepa de coronavirus, generalmente encontrado en pequeños mamíferos, que había mutado permitiendo la infección entre humanos.
Se cree que el reservorio del virus fueron los gatos de algalia o civetas, a su vez infectadas por murciélagos de herradura que viven en cuevas.
Durante el período del brote, hubo 8.098 casos reportados de SARS con 774 muertes. Lo que significa que la tasa de mortandad era de aproximadamente 10%.
La pandemia se logró controlar en 2003, tras una política de cuarentena y restricciones a los pasajeros aéreos de áreas afectadas.
En 2004 hubo otro brote menor de SARS que se vinculó a una persona que entró en contacto con el virus en un laboratorio en China, en lugar de haber sido una transmisión por zoonosis.
Ébola
Antes de la conmoción causada por la actual pandemia de coronavirus, el mundo nuevamente entró en crisis por la enfermedad causada por el virus de ébola (EVE), conocida también como fiebre hemorrágica del ébola.
Se han documentado brotes desde 1973, pero el más intenso ocurrió entre 2014 y 2016, que se originó en África Occidental, afectando principalmente a Guinea, Sierra Leona, Liberia y Nigeria, antes de pasar a afectar otros países, incluyendo EE.UU., Italia y España.
Según la OMS, el total de casos (confirmados, probables y sospechosos) fue de 28.652, con 11.325 muertes, lo que evidencia una altísima tasa de mortandad.
Todavía no se ha confirmado cuál es el reservorio principal del ébola, aunque el candidato más probable es un murciélago de fruta.
Tampoco se sabe a ciencia cierta cómo ocurre el traspaso del virus de animales a humanos, aunque se piensa que se debe al contacto directo con animales salvajes que se alimentan de las frutas parcialmente consumidas por los murciélagos contaminados con el virus.
Además de los murciélagos, entre otros animales que pueden estar infectados con el virus de ébola hay varias especies de monos, chimpancés, gorilas, babuinos y una especie de antílope. Un estudio científico en Gabón sobre casos humanos del ébola lo encontró en una muestra de perros salvajes que posiblemente se alimentaron de animales infectados.
El virus se transmite por contacto directo con los fluidos corporales de mamíferos infectados.
Amenaza creciente
A lo largo de la historia y particularmente en las últimas décadas ha habido muchas más infecciones que han saltado de animales a humanos. Estas incluyen la gripe aviar y el Síndrome Respiratorio del Medio Oriente o MERS (otra cepa de coronavirus).
Pero la transmisión de enfermedades por contacto con los animales no se limitan a la mutación viral. Pueden ser por picaduras o mordeduras que transmiten directamente a los humanos virus o bacterias malignas. También por ingerir alimentos o agua contaminadas con parásitos.
Tal es el caso de la peste negra o bubónica -por picadura de pulgas trasportadas por ratas-, la malaria, el dengue o el zika -por picadura de diferentes mosquitos- o la rabia -por mordedura de perros o animales salvajes-.
Esa peligrosa relación entre especies es inevitable, pero seguirá aumentando inexorablemente, a medida que vivamos en mayor proximidad con animales domésticos -tanto en casas como en grajas o mercados- que invadamos más los predios silvestres, o que la poblaciones de animales portadores se multipliquen con el cambio climático.
En la actualidad, la OMS estima que, a nivel mundial, cada año se producen alrededor de mil millones de casos de enfermedades y millones de muertes por zoonosis.
Alrededor del 60% de las enfermedades infecciosas emergentes que se informan a nivel mundial son zoonosis. Se han detectado más de 30 nuevos patógenos humanos en las últimas tres décadas, el 75% de los cuales tuvieron un origen animal.
Fuente: www.bbc.com/