"Para todos los desastres —ya sean hambrunas, terremotos o tsunamis— necesitamos recibir una alerta lo mas temprano posible". Y las pandemias no son la excepción.
Esta es la reflexión de Andrew Natsios, profesor de la Universidad de Texas A&M y director del Instituto Scowcroft de Asuntos Internacionales, en Estados Unidos, quien sostiene que del mismo modo que se puede predecir una crisis alimentaria analizando una serie de variables, también se puede estimar cuándo un brote de una enfermedad infecciosa tiene el potencial de salirse de control.
Crear un método de alerta temprana (que denomina Sistema de Advertencia Temprana de Pandemias, PEWES, por sus siglas en inglés) serviría para evitar que se produzca, asegura el profesor, quien también se encargó de administrar la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) entre 2001 y 2006.
"Una pandemia no surge de repente: comienza con un brote de una enfermedad que luego se transforma en una epidemia localizada, después se propaga a otros países y más tarde se convierte en una pandemia que puede tener el potencial de transformarse en global", le explica a BBC Mundo.
¿Pero cómo funcionaría este sistema? ¿En que datos se basaría para hacer esta predicción? ¿Y no existen ya otros sistemas de alerta temprana de pandemias?
Entierros y multitudes en los hospitales
El sistema, explica el profesor, sería similar a la Red de Sistemas de Alerta Temprana de Hambrunas, (FEWES, por sus siglas en inglés), un modelo exitoso desarrollado por USAID tras la devastadora hambruna de 1985 en Etiopía que dejó cerca de un millón de muertos.
Desde su implementación, recalca Natsios, este programa "ha logrado predecir todas las hambrunas en los territorios bajo su responsabilidad en los últimos 40, 50 años".
Este sistema utiliza imágenes satelitales para evaluar qué está ocurriendo en el terreno, datos sobre el comercio de granos y ganado, del clima, así como reportes de expertos en alimentos, científicos agrícolas y empresarios que ingresan información a la red cuando notan que algo no está bien.
Con esta información produce mapas de acceso gratuito de zonas con inseguridad alimentaria y análisis sobre los problemas que se están gestando en el mundo.
En el caso de una pandemia, informes de profesionales de la salud locales en distintas regiones del globo podrían contribuir con información relevante.
Imágenes satelitales permitirían obtener datos clave.
Fotos aéreas de entierros masivos, crematorios trabajando horas adicionales, imágenes que muestren un aumento en el tamaño de grupos que se congregan frente clínicas y hospitales son un material valioso.
No son necesariamente indicadores de un brote, pero sí denotan la presencia de un problema que amerita investigación, por ejemplo.
Agosto, no diciembre
Otra herramienta crucial es el monitoreo de lo que ocurre en internet y de los temas de los que está hablando la gente.
Natsios hace referencia a un estudio reciente de la Universidad de Harvard que combinó dos piezas de información que permitieron llegar a un conclusión interesante.
"Los investigadores observaron imágenes satelitales de aparcamientos, clínicas y hospitales en la zona de Wuhan, donde la pandemia se manifestó a gran escala en China, y notaron un gran aumento de gente en esos lugares en agosto del año pasado", le dice Natsios a BBC Mundo.
El segundo dato provino de Facebook y Twitter, que reveló que, desde principios de agosto del año pasado, la gente había empezado a hacer preguntas sobre una nueva enfermedad, enumerando todos los síntomas típicos de la covid-19.
"Combinando estos dos datos, es muy probable que hayan descubierto que, de hecho, la pandemia no empezó en diciembre sino en agosto", explica el profesor.
De haberlo sabido, "incluso si no hubiésemos podido enviar equipos de ayuda sanitaria (dado que China nunca hubiera permitido el ingreso de grupos de EE.UU., Europa o un contingente de la ONU) podríamos haber alertado a las autoridades chinas".
Natsios no cree que en ese entonces el gobierno chino tuviera conocimiento de la situación: intuye que los funcionarios locales no quisieron enviar malas noticias a Pekín y por eso mantuvieron en secreto esta información.
Equipos de ayuda
No es que los datos que menciona Natsios por separados no existan, "uno puede obtenerlos comprándolos", explica.
Pero la idea es aunarlos bajo una mismo techo, y ponerlos en un reporte a disposición del público, ONG y demás organismos e instituciones de forma gratuita.
Los equipos de ayuda son la otra pata del sistema de alerta.
La idea, le dice a BBC Mundo Natsios, es utilizar la estructura de los Equipos de Respuesta Frente a Emergencias de USAID para entrenar a profesionales en el terreno que puedan actuar frente a una pandemia y enviar equipos especiales de ayuda de EE.UU. a los países que lo permitan.
Gobiernos autoritarios
Un sistema de alerta temprana es particularmente útil para recabar datos de países con gobiernos autoritarios, poco dispuestos a revelar información, señala Natsios, aunque estos no son los únicos renuentes a presentar información sobre sí mismos poco halagadora.
"En realidad a ningún gobierno le gusta dar noticias incómodas. Pero en una democracia, hay organizaciones civiles, profesionales, centros de estudio, congresos, parlamentos y medios de noticias independientes que pueden hacer preguntas", afirma Natsios, mientras que las autocracias carecen de estas instancias de control.
Con un sistema de alerta temprana, se puede obtener información por otros medios con mucha antelación y hacer sonar la alarma para tomar medidas o presionar a algunos gobiernos a que las tomen.
Superposición
Dado el alcance global de este proyecto, es lógico preguntarse si no sería más indicado que cayera bajo la jurisdicción de un organismo internacional, como la ONU, o cualquier otra institución que no tenga una afiliación nacional.
Es más, la ONU ya cuenta con una Red Mundial de Alerta y Respuesta ante Brotes Epidémicos (GOARN).
¿Qué sentido tiene entonces diversificar recursos y esfuerzos para crear un sistema paralelo?
"No podemos poner todos los 'huevos humanitarios' en una canasta, porque a veces los sistemas fallan", dice Natsios con vehemencia.
El problema de un sistema como el de la ONU, es que por la forma en que está organizado los directores ejecutivos tienen derecho a veto, dice el profesor, y menciona el ejemplo del brote de ébola detectado por GOAR en 2014 en África Occidental, del cual no se emitió una alerta porque el funcionario local estimó que esta perjudicaría a la economía regional.
"Y, a veces, también nuestro propio sistema puede fallar", reconoce. "Por eso tenemos que tener una superposición, una multiplicidad de sistemas, en caso de que se produzcan fallas".
"Aunar todo en un único sistema internacional sería una idea terrible", concluye Natsios.
Fuente: www.bbc.com/