Bandera de la Unión Europea.
Francia, Alemania y Reino Unido tienen previsto anunciar este viernes el establecimiento de una línea de crédito para activar el mecanismo de intercambio comercial que permitirá a Irán esquivar, en parte, las sanciones de EE UU. La oferta de financiación, según fuentes diplomáticas en Bruselas, forma parte de los esfuerzos de Europa por evitar que Teherán abandone el acuerdo de desnuclearización firmado en 2015 y puesto en peligro tras la retirada de EE UU hace un año.
Los firmantes del llamado Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) para evitar que el régimen iraní prosiga su camino hacia la bomba atómica (China y Rusia, además de Irán y los tres países europeos) se reúnen este viernes en Viena en un desesperado intento por preservar un pacto amenazado por el boicot de Donald Trump. El régimen iraní llega a la cita esgrimiendo su propia retirada del Pacto y un incremento de su actividad nuclear si Europa no ayuda a paliar el impacto de las sanciones económicas de Washington.
Europa ha mantenido la confianza en Irán incluso después de que Teherán anunciase hace 10 días que estaba a punto de superar el límite de uranio enriquecido que el PAIC le permite. Mogherini señaló entonces que “nuestra evaluación sobre la implementación del pacto nuclear nunca se ha basado y nunca se basará en declaraciones sino en las evaluaciones del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) y a sus informes”. Y en lugar de precipitar la ruptura con Teherán, Europa aceleró los preparativos para poder activar los mecanismos de intercambio comercial, aunque sean limitados como consecuencia de las sanciones de Trump.
La inyección de capital multimillonaria ofrecida por los europeos permitiría poner en marcha INSTEX, un canal de pagos creado en enero por París, Berlín y Londres para que las empresas europeas puedan comerciar con Irán en sectores como el farmacéutico, el de instrumental médico o el agroalimentario.
INSTEX, instalado en Francia y dirigido por Per Fischer, un antiguo ejecutivo del banco alemán Commerzbank, pretende esquivar el bloqueo de SWIFT, el sistema habitual de transferencias bancarias que las sanciones estadounidenses impiden utilizar con Irán. Pero el mecanismo europeo ha permanecido inactivo y la impaciencia de Teherán ha ido en aumento a medida que las sanciones estadounidenses dañaban la economía iraní.
Irán se comprometió a desarrollar la tecnología únicamente con fines pacíficos y a someter su actividad a la estrecha vigilancia de la Agencia Internacional de la Energía. A cambio, la comunidad internacional levantó las sanciones que pesaban sobre Teherán e inició la normalización de las relaciones con Irán en áreas como tecnología, banca o energía.
El levantamiento de las sanciones a partir de enero de 2016 tuvo un impacto inmediato y considerable en las relaciones comerciales entre la UE e Irán. Las exportaciones de la nación persa al mercado europeo se multiplicaron por cuatro el primer año en relación con 2015, hasta superar los 5.000 millones de euros. El volumen total del comercio pasó de 7.700 millones de euros en 2015 a casi 21.000 millones en 2017.
Pero los flujos empezaron a remitirse tras la decisión de Trump de abandonar el PAIC y reintroducir un régimen sancionador de carácter extraterritorial que impide a las empresas europeos, al menos a las que tienen actividad en EE UU, comerciar con Irán. Las exportaciones europeas al país ya cayeron el año pasado un 17,7%, según datos de la Comisión Europea. Y las exportaciones iraníes, dependientes en un 87% del petróleo, cayeron casi un 7%, una tendencia que se ha mantenido en los primeros meses de 2019.
Fuente: https://elpais.com/internacional/2019/06/27/actualidad/1561668584_791179.html