El mandatario había confirmado su presencia, pero la situación en el Área Metropolitana lo obligó a cambiar sus planes.
El Presidente tomó la decisión de no viajar a Rosario el próximo sábado, para el Día de la Bandera, cuando se cumplirán 200 años de la muerte de Manuel Belgrano, a pesar de que él mismo había confirmado su presencia, debido a la crítica situación pandémica que se vive en el AMBA, que todavía no se enfrentó con el pico de contagios. En Rosario había inquietud por la llegada de la comitiva.
Antes de viajar a Formosa ya se habían expresado varios formoseños por las redes sociales en contra de su visita. Es que junto con el Presidente viaja siempre un importante grupo de funcionarios, incluso unos días antes, como “avanzada”, como corresponde a las exigencias en materia de seguridad y protocolo. Y la provincia gobernada por Gildo Insfrán no tenía por entonces ningún contagio.
Después, se vieron los abrazos entre el Alberto Fernández y el gobernador. Y exactamente dos semanas después, Formosa perdió el invicto con 25 casos de COVID-19 confirmados, aunque todo indicaría que no tuvieron que ver con la comitiva presidencial sino con los pasajeros de un micro que arribó por esos días a la provincia.
Después hubo ruido entre los habitantes de Villa La Angostura, donde solo se habían producido cuatro casos desde el inicio de la pandemia en la Argentina. En las redes alertaron sobre el peligro y ya con la visita, cuando circularon algunas fotos de la comitiva, las críticas se multiplicaron. Muchas de esas fotos eran fake, porque se trataba de encuentros del Presidente que se habían producido antes de la declaración de aislamiento obligatorio, pero el malestar se hizo escuchar.
La inquietud en Catamarca fue tal que hasta los ministros de Seguridad y de Comunicación tuvieron que expresarse para asegurar que la “avanzada” presidencial había sido controlada y no tenía coronavirus.
Pero a La Rioja, donde estaba el primer mandatario con varios de sus ministros a punto de tomar el avión para ir a la provincia vecina, llegó la información de que tenía COVID-19 el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, que había estado con Daniel Arroyo apenas 48 horas antes, y decidió suspender el viaje y volver inmediatamente a Buenos Aires.
Ya desde la residencia de Olivos, el Presidente redujo notoriamente su actividad oficial, aunque continuó con sus tareas habituales, incluso ofreciendo reportajes, como lo hace con frecuencia.
En uno de ellos confirmó que tenía previsto estar presente el sábado en Rosario por el Día de la Bandera. “¿Cómo no voy a ir? Va a ser más cuidado porque tenemos que cuidarnos. No podremos ver desfilar la bandera más larga del mundo, pero sí que voy a ir”, dijo en diálogo con LT3 de Rosario, anticipando su presencia tras el revuelo que se armó en Santa Fe tras el anuncio por la intervención y expropiación de Vicentín.
No solo eso, sino que el equipo presidencial evaluaba cómo tomar juramento de forma virtual a los alumnos de cuarto grado de todo el país, como se hace anualmente. Es que no solo se espera la presencia presidencial como todos los años, sino que en esta ocasión se cumplen 200 años de la muerte de Manuel Belgrano, por lo que se esperaba hacer un homenaje sin presencia de la gente.
Pero lo mismo que sucedió en Formosa, Villa La Angostura y Catamarca sucede en Rosario. La población teme que los que viajan de la zona con mayor cantidad de contagios del país, el AMBA, lleven la enfermedad a sus zonas sin COVID-19. “No pasa solo con la comitiva presidencial, sucede con todos los que vienen del AMBA. No quieren contagiarse, y es totalmente lógico”, explicó un funcionario nacional que suele participar en las comitivas.
Para colmo, un diputado provincial, Walter Ghione, del bloque Somos Vida y Familia, dijo: “Para preservar la situación epidemiológica y no poner en riesgo a la población, vamos a pedir que no venga". “Es el mismo mandatario quien alienta que nos cuidemos y propone minimizar el riesgo. Hoy la sociedad santafesina le pide que revea esta decisión de arribar a Rosario y nos cuide él a todos nosotros”, argumentó.
De hecho, en Rosario ya están en fase 4 y se abrieron bares y restaurantes, peluquerías y gimnasios, bajo protocolos sanitarios estrictos, y no quieren volver hacia atrás con sus logros.
Fuente: www.infobae.com/