Luego del comunicado del organismo, que recomendó pagar USD 50 por cada USD 100 invertidos, los acreedores afirman que no firmarán por menos de USD 55, aunque son optimistas sobre la posibilidad de llegar a un acuerdo; el Gobierno festejó la postura de Washington y aplazará 10 días la negociación.
Los inversores afirman que la postura del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre la Argentina sigue siendo irrelevante y que un acuerdo con el Gobierno solo puede cerrarse en torno de los 55 dólares cada 100.
Cabe recordar que, más temprano, el FMI dio a entender que apoya la postura argentina de ofrecerle 50 dólares a los bonistas. Una calificada fuente oficial expresó su alegría por este comunicado del organismo que conduce Kristalina Georgieva. “Está muy bien”, expresó.
Entretanto, el Gobierno ya decidió que postergará por 10 días más el cierre de las negociaciones que terminaba mañana, según indicaron fuentes oficiales. El Ministerio de Economía debería informar esta nueva prórroga a la comisión de valores de Estados Unidos (SEC, según su sigla en inglés) y firmar otro acuerdo de confidencialidad entre las partes.
En Wall Street y Buenos Aires el comunicado del FMI no cambió demasiado el humor: creen que habrá un acuerdo, pero que las partes todavía están lejos y que el Gobierno todavía tiene que mostrar más flexibilidad. Tal, vez, aclararon, si incorpora el cupón ligado al PBI pueda acercar posiciones.
Una fuente ligada a los bonistas dijo que el comunicado del Fondo no es relevante y que el acuerdo puede salir con la oferta de 50 dólares más el cupón del PBI para llegar a 54 dólares al menos. De lo contrario, aclaró, el Gobierno sabe que no podría lograr una aceptación alta, porque solo ingresaría el grupo de Fintech-Gramercy y Grelylock, el “más amigable”.
Desde Nueva York, el ejecutivo de un fondo de inversión dijo que la postura del FMI “no ayuda en este momento donde todavía hay espacio para llegar a un acuerdo. Es técnicamente muy débil y, otra vez, tiene un sentido político que no ayuda en una negociación técnica”.
El ejecutivo indicó que “todavía falta mucho” para cerrar un acuerdo, porque “la diferencia en valuaciones es de 13 puntos porcentuales y hay diferencias importantes sobre la estructura legal de la oferta”.
“Como la Argentina empezó en un punto de partida irreal, todavía tiene que moverse mucho más que el sector privado, que ya está cerca de su piso”, aclaró.
En este sentido, dijo que los bonistas “ya están cerca de su valor de reserva, de 52 contra 39 de la Argentina a una tasa de salida del 12 por ciento, que está más en línea con los precios de mercado que la de 10 por ciento”.
“No está claro que la Argentina esté dispuesta a mejorar la oferta todo lo que se necesita para llegar a un acuerdo con la mayoría de los bonistas. No se puede cerrar en 50, porque los acreedores deberían moverse 10 puntos básicos y ahora que los dos grupos más grandes se juntaron, es más difícil que muestren flexibilidad”, aclaró desde Wall Street.
El ejecutivo se refería a la propuesta conjunta que hicieron el grupo Ad Hoc de Black Rock y los Exchange Bondholders el viernes, con un valor cercano a los 60 dólares, que tienen cerca de un tercio de los bonos que planteó reestructurar el Gobierno. En cambio, la de Fintech estaría muy cerca de lo que pretende ofrecer el ministro Martín Guzmán.
“Si la estrategia de Argentina era dividir los bonistas, esa batalla ya la perdió. Y lo del FMI solo sirve para que los bonistas se sigan uniendo”, advirtió.
Algunas versiones indican que hay fondos de cobertura comprando títulos para litigar directamente contra el Gobierno, pero este ejecutivo dijo que los precios “todavía están altos para eso; si se caen las negociaciones, ahí sí van a entrar a barrer el fondo”.
En tanto, Guillermo Mondino, director y socio fundador del fondo de inversión Mogador Capital, dijo que la postura de hoy del Fondo “es violatoria de los objetivos del organismo”.
“Es contraproducente porque acota los grados de libertad de negociación del Gobierno sin influir en lo más mínimo sobre los acreedores privados. En términos políticos, ahora al Gobierno se le hace más difícil ceder. Y los acreedores privados piensan, no sin razón, que la deuda es mucho más amplia que solo la deuda con privados bajo ley extranjera”, afirmó.
Por esta razón, “los bonistas dicen que si hay dificultades para lograr sostenibilidad que los demás pongan más también; los demás son, obviamente, los acreedores multilaterales y bilaterales. Pero también implica que la Republica debe hacer un mayor esfuerzo”.
Además, el ex secretario de Política Económica durante el gobierno de la Alianza dijo que esta postura “va en contra de los objetivos del FMI, porque éste debería trabajar para lograr restituir la capacidad de pago del país”.
“No hay una mísera mención a reformas estructurales en favor del crecimiento, a la posibilidad de reducir gasto, bajar impuestos, reformas que ayuden a darle apoyo económico, político y social a la reestructuración”, se quejó.
Por el contrario, afirmó, “el Fondo pareciera comprar la idea de que todo está magníficamente bien en la economía argentina, excepto por la deuda con privados. Eso, como todos sabemos, dado el monstruoso déficit primario, es una barbaridad. Argentina necesita urgente un plan de crecimiento y el FMI no está ayudando a construirlo”.
“Es muy decepcionante. Georgieva no ha mostrado, hasta ahora, entender cómo contribuir al crecimiento en los países emergentes. ¿Por qué el FMI se pone en ese lugar? Digo, hay accionistas importantes que no deben pensar lo mismo que ella”, sugirió.
De inmediato consideró que “históricamente, el director gerente tiene mucha autonomía y no es inusual el caso en que se corte solo y choque con algunos miembros importantes del directorio. No suele durar mucho ese periodo, pero ha ocurrido”.
“En cuanto a por qué habría ocurrido en este momento, por más que a los argentinos nos cueste, tenemos que entender que hoy por hoy somos irrelevantes en el mundo y al FMI solo le importamos por ser un gran deudor. El directorio tiene otras peleas mucho más grandes por delante y Argentina, realmente, no figura en esa agenda. Por lo tanto, eso le da más grados de libertad a algunos a establecer un juego diferente”, afirmó.
“En el mundo de Washington y entre muchos economistas académicos, ha prendido muy fuerte la idea de que se viene una hecatombe financiera en los países emergentes y que los mercados deben proveer mucha asistencia financiera. Esa, hoy por hoy, parece una visión a contramano del estado de los mercados. No digo que vaya a terminar habiendo estado mal, pero sí que es una visión que hoy va a contrapelo de lo que ocurre en los mercados”, aclaró.
Al respecto, precisó que “hace 10 días Egipto, un país que varios creían hace un par de meses que se desbarrancaría como Argentina, coloco 5000 millones de dólares de deuda en el mercado. Hoy, Colombia salió con una gran colocación de deuda larga, sin encontrar dificultades. Desde los mercados, el problema pareciera estar cada día más acotado a los basket cases, países como Argentina, Ecuador o Líbano, más allá de algún puñado adicional, que tienen problemas”.
“Pero no parece ser este un problema sistémico, como plantean muchos en Washington. Habrá que esperar, seguir trabajando y ver si el problema crece o no. Pero mientras exista ese pensamiento en el mundo de la política pública, es probable que Argentina, como basket-case, siga siendo un jugador secundario. Y este comunicado, como mínimo, es posible hasta posible que aleje a las partes”.
En tanto, Alberto Bernal del fondo XP Securities dijo que “el FMI pareciera que le está dando una mano a Argentina para no tener que pagar los 60 que le están pidiendo los inversores; pero un acuerdo sale a 52-55 dólares. Si Argentina no ofrece eso, no hay acuerdo y el país entra en un limbo muy bravo. Todos lo saben”.
“Esto del Fondo es un posicionamiento; sería una locura arriesgar la estabilidad del país por un par de centavos que en el largo plazo son totalmente inmateriales”, opinó.
Federico Furiase, director de ECO GO, dijo que la postura del FMI, “limita el margen de maniobra para mejorar la segunda propuesta de Guzmán”, de la semana pasada, de 47 dólares.
De todos modos, consideró que “hay una decisión política de arreglar la deuda y que los acreedores, una vez gatillado el pago de los seguros contra default tienen incentivos a cerrar un acuerdo si el Gobierno hace una propuesta que cotice en torno a 50 de valor presente a una tasa de salida del 10 por ciento más el cupón del PBI”. Este aditivo le puede agregar 5 dólares a la oferta oficial.
“La otra clave es saber cómo se pagan los intereses corridos: los acreedores quieren cash, pero son 1600 millones de dólares, mientras que el Gobierno propuso entregar un bono extra incorporando en el valor facial los intereses corridos según cada bono y eso agrega 1 de NPV promedio a 10 por ciento de tasa”, precisó.
Otro ex negociador argentino consideró que “todo lo que haga referencia al informe técnico del FMI del 20 de marzo me parece muy poco serio”.
“No me queda claro que la postura del FMI refleje la de Estados Unidos y eso solo lleva a tensiones internas. En todo caso, en la mesa de negociaciones esto no tiene ninguna trascendencia. Si el Gobierno se agrega a si mismo restricciones que después tiene que romper, se mete solo en otro problema”, opinó.
“El acuerdo siempre estuvo en 55 dólares desde marzo, quizás apenas abajo”, concluyó, lamentándose por las permanentes volteretas del Gobierno en esta cuestión.
Fuente: www.infobae.com/